Sandro Marinoni |
Sus primeras apariciones discográficas datan de 1990, cuando tocó en el álbum de debut de Arcansiel, un grupo de rock progresivo al que acompañaría en otros tres trabajos. Recuerda su líder Marco Galletti que Marinoni tocaba "con gran sentimiento" el saxo tenor pero que ya entonces era ante todo un músico de jazz que “no tenía nada que ver" con el estilo inspirado en la primera etapa de Genesis que practicaba Arcansiel.
Luego, en 1994 Sandro Marinoni entró a formar parte de Sado, que son las siglas de Sociedad Anónima de Deconstructivismo Orgánico. Esta peculiar agrupación de músicos se inspira en la filosofía de Jaques Derrida, y su disco de 2000 (titulado precisamente La Differanza) se ha reeditado hace poco en versión digital y gratuita en Clinical Archives. Asimismo, dejando a un lado otras numerosas colaboraciones, tenemos que mencionar la participación de Marinoni en la banda de blues MHMM, que sacó su disco de debut en 2008.
- Marinoni, Baracco, Petrelli
De momento Incoming Call es la única oportunidad que hemos tenido de escuchar en una grabación a este trío suyo al lado del contrabajista Fabrizio Baracco y el batería Cesare Petrelli. Se juntaron por primera vez en 2006 y siempren tocan música espontánea e improvisada en el momento. Y lo que es más importante, se escuchan los unos a los otros.
- Sandro Marinoni
Todo lo contrario, con un Marinoni volcado en tocar el saxofón sin apenas acompañamiento, es lo que encontramos en Borderline, que se grabó en un solo día, el 7 de agosto de 2009. Su música hace gala aquí de una austeridad e introversión que alcanza su grado máximo con el único añadido de las manipulaciones electrónicas de Stefano Roncarolo.
A lo largo de nueve cortes hay, no obstante, momentos también más distendidos como en "Blue".
- Sandro Marinoni & Stefano Roncarolo
Y en Air, el bajo de Roncarolo no sólo aporta la base rítmica sino que a menudo se sitúa en un plano de igualdad con el saxo de Marinoni, quien también recupera la flauta (una de las canciones se llama "The Flute In A Barrel").
El siguiente lanzamiento de ambos fue el álbum Cold Flowers, con Roberto Padovan haciendo notar su presencia al piano y los teclados. Este despliegue instrumental (hasta se puede escuchar algo de percusión) hace que el sonido aquí pueda calificarse de barroco: Cold Flowers es un disco luminoso y al mismo tiempo frío como las flores del título, pero los tres músicos aterrizan de pie pese a coquetear con el jazz fusión.
Y tras sacar su trabajo más accesible y (casi) convencional, Sandro Marinoni daba la campanada con su primer lanzamiento de 2010, el abstracto y fascinante Colors. Stefano Roncarolo fue esta vez (como sucediera en Air y Borderline) su único colaborador y como novedad se dejaba espacio a pasajes ruidistas y voces sampleadas.
Me gusta la música de Marinoni porque no cae en la incoherencia y el gusto gratuito por el caos que se observa a menudo en el free jazz, pero al mismo tiempo siempre está buscando nuevas vías y no puede decirse que haya quedado anclado en el pasado. Colors, uno de sus discos más arriesgados, es buena prueba de ello.
En una senda similar de experimentación sigue Too Late For Ice Cream?, resultado de una sesión junto al guitarrista Vittorio Gallione. Marinoni gusta de cambiar con cada álbum la combinación de instrumentos y con ella el paisaje sonoro que envuelve a su saxofón; es un recurso que hasta ahora no le ha fallado y que en esta ocasión lo acerca un poco a la órbita de Elliot Sharp y Wayne Horvitz.
Por eso da la impresión de que, mientras siga encontrando músicos que le reten a superarse, Marinoni va a seguir haciendo buenos discos. De los nombrados en este artículo mis favoritos son Incoming Call, Cold Flowers y Colors, pero en realidad todos merecen la pena. Lo mismo puede decirse del debut en solitario de Stefano Roncarolo, Dry Land.
Marinoni ha editado también últimamente álbumes en WM Recordings y en Banksville Records, pero el grueso de su discografía reside en Clinical Archives. Es uno de esos artistas que han hecho de esta discográfica virtual rusa su casa, como Thomas Peter Carter, Bosques De Mi Mente o H Stewart. Y al igual que ellos, tiene algo importante que aportar al netaudio, en su caso una visión personal y moderna pero atractiva de cómo debe sonar el jazz en el siglo XXI. Ahí es nada.
Entradas relacionadas:
No hay comentarios:
Publicar un comentario